El filósofo alemán Martin Heidegger, en su texto «Construir, Habitar, Pensar» contribuye a entender estos términos desde el origen del lenguaje, revelando el sentido profundo y simbólico que conllevan.

El antiguo sajón, por su parte, relaciona el construir con múltiples conceptos que aluden al permanecer, residir; llevar a la paz y permanecer en ella. Guardando la libertad, preservándonos de daño y la amenaza. Por lo que el verdadero cuidar acontece entonces cuando dejamos a algo construído según su propia esencia.

Asimismo, Heidegger nos dice que los mortales habitan sólo en el modo en que construyen y preservan la esencia de la cuaternidad: esa unidad originaria entre la tierra, el cielo, lo divino y lo mortal. Planteando la relación del habitar con el lugar, lugar que abre nuevos espacios y plazas a los que comparten un mismo espíritu. Habiendo muchos sitios que pueden ser ocupados para concretar la construcción.

De esta manera, el filósofo invita a reflexionar en torno a la profundidad del término, en primera instancia, acerca del hacer profesional cuya finalidad es brindar espacios habitables para el hombre y la mujer, quienes son llamados arquitectos, ingenieros, diseñadores… términos relacionados al propio habitar como la forma en la que estamos siendo en el mundo.

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Profundizando en la Cuaternidad de Heidegger

Al escuchar lo que el lenguaje dice del construir notamos que:

  1. Construir es propiamente habitar.
  2. El habitar es la manera como los mortales son en la tierra.
  3. El construir como habitar se despliega en el construir que cuida, es decir, que cuida el crecimiento— y en el construir que  levanta edificios.

Heidegger nos advierte que no podemos preguntar por la esencia de un edificio, si no pensamos que todo construir es en sí un habitar. Así, se invierten los papeles del asunto “No habitamos porque hemos construido, sino que construimos y hemos construido en la medida en que habitamos, es decir, en cuanto que somos los que habitan” (Bauen 143, Heidegger,  p. 130). Ahora bien, dice Heidegger, tendremos que preguntar qué es la esencia del habitar.

Habitar, del alemán Wohnen tiene enclavadas sus raíces en el sajón wuon, y el gótico wuniana, significan igual que el bauen, permanecer y residir. Pero el gótico wunian dice de modo más claro la experiencia de este permanecer. Wunian significa estar en paz o satisfecho, llevado a la paz y permanecer en ella, Friede paz es lo libre, das Fryefrysignifica ser cuidado. Freien (liberar) sería propiamente cuidar.

Así, el cuidar no significa no hacer daño, cuidar como algo positivo es dejar algo en su esencia, re-albergar algo en su esencia, cuando lo rodeamos de una protección poner a buen recaudo.

Así, Habitar es haber sido llevado a la paz, esto es, permanecer a buen recaudo, apriscado en lo fry lo libre que lleva las cosas a su esencia.

De aquí que, “El rasgo fundamental del habitar es este cuidar (mirar para)” (Bauen, seite 143, Construir p. 131): “En el habitar descansa el ser del hombre y descansa en el sentido del residir los mortales en la tierra.” (Bauen, 143 Construir 131).

Ahora bien, qué significa tierra, tierra es un “bajo el cielo”, tierra y cielo co-significan, es permanecer ante los divinos y pertenecer a la comunidad de los hombres. Así, Heidegger nos quiere llevar a pensar que implica aquí una unidad originaria que implica tierra, cielo, los divinos y los mortales a una unidad.

“Tierra” es la que sirviendo sostiene. floreciendo da frutos (pensemos por ejemplo en la cosmovisión de los aztecas), lo que nos abre a aguas, animales y plantas, al pensar tierra pensamos los otros tres.

“Cielo”, camino arqueado del sol, curso de la luna en sus distintas fases, resplandor de estrellas, relaciones del año, paso de estaciones, luz, crepúsculo, oscuridad y claridad, tiempo hóspitalario e inhospito, paso de nubes, azul profundo, al pensar cielo, pensamos los tres, en todos los casos es lo mismo, pero no estamos considerando la simplicidad de los cuatro.

“los divinos” mensajeros de la divinidad que nos hacen señas. Desde el sagrado prevalecer de aquella aparece el Dios en su presente o se retira en su velamiento y lo mismo, al pensar en lo divino pensamos en los tres, pero no consideramos la simplicidad de los cuatro.

“mortales”, son los hombres, se llaman mortales, porque pueden morir. es capaz de la muerte y en este sentido sólo el hombre muere y de un modo permanente “mientras está en la tierra, bajo el cielo, ante los divinos”, al pensar en los mortales pensamos en los tres, pero no consideramos la simplicidad de los cuatro.

La unidad de los cuatro es ”La cuaternidad”, los mortales están en la cuaternidad al habitar: “El rasgo fundamental del habitar es el cuidar (mirar por).”

De esta forma Heidegger nos induce al tema central de la obra, los hombres en nuestro habitar, cuidamos de la cuaternidad es su rasgo más esencial, esto es habitar. “Los hombres como mortales, habitan en el modo como cuidan la cuaternidad en su esencia. Este cuidar que habita es así cuádruple.”

Un hombre o mortal, habita de acuerdo a los siguientes parámetros:
  1. en la medida que salva la tierra (del alemán retten, salvar= salvación no es arrancar del peligro, salvar en alemán es franquearle a algo la entrada a su propia esencia. “Salvar la tierra es más que explotarla o incluso estrangular. Salvar la tierra no es adueñarse de la tierra, no es hacerla nuestro súbdito, de donde sólo un paso lleva a la explotación sin límites” (página 132 , seite 144-145).
  2. Los mortales habitan en la medida en que reciben el cielo como cielo. Dejan al sol y la luna seguir su viaje, las estrellas su ruta, las estaciones del año, su bendición y su injuria “no hacen de la noche día ni del día una carrera sin reposo”.
  3. Los mortales habitan en la medida en que esperan a los divinos como divinos. “Esperando les sostienen lo inesperado yendo al encuentro de ellos; esperan las señas de su advenimiento y no desconocen los signos de su ausencia. no se hacen sus dioses ni practican el culto a ídolos, en la desgracia esperan aún la salvación que se les ha quitado.
  4. Los mortales habitan también cuando conducen su esencia propia, son capaces de la muerte para que sea una “buena muerte”, pero no significa poner la muerte como meta como una nada vacía, ni ensombrecer el habitar por estar pensando en la muerte.
  5. En el salvar la tierra el recibir el cielo, en la espera de los divinos, en el conducir de los mortales acaece de un modo propio el habitar como el cuádruple cuidar (mirar por) de la cuaternidad.

Cuidar es mirar por, es custodiar la cuaternidad para Heidegger pero es cuidar su esencia.

Este tomar en custodia es albergar, pero dónde es donde se guarda su propia esencia.

¿Cómo es que llevan los mortales el habitar como este cuidar? Si el habitar no fuera únicamente un residir en la tierra, bajo el cielo, ante los divinos, con los mortales, no habría tal habitar.

Habitar es residir cerca de las cosas. Cuidar guarda la cuaternidad en aquello cerca de lo cual los mortales residen, esto es, las cosas. es cuidar o guardar las cosas. (incluso, podemos pensar es que un cuidar el entorno y nombrarlo).

Este residir cerca de las cosas no es un añadido, es más bien la única manera como se lleva a cabo cada vez de un modo unitario la cuádruple residencia en la Cuaternidad (s.146- p.133).

Por otro lado, las cosas mismas albergan la cuaternidad, sólo cuando ellas mismas en tanto que cosas, son dejadas en su esencia (s. 146 p.133).

El cuidar y el erigir es el construir en el sentido estricto.

Habitar es guardar (en verdad) a la cuaternidad en las cosas, es en tanto que este guardar es un construir. Así, tenemos que preguntar, en qué medida pertenece el habitar al construir?